miércoles, 25 de abril de 2012

Capítulo 2: Los minutos parecen segundos si estoy contigo.

Pablo y yo empezamos a andar a través del paseo marítimo. En ese mismo momento, hubiera deseado que alguien me pellizcara, pues esto que me estaba pasando no podía ser otra cosa que un sueño
-Bueno, me has dicho que ahora estás en un apartamento con tu familia, pero ¿de donde eres?
-Soy de Córdoba, aunque de pequeña viví 3 años aquí en Málaga.
-Mmm, pues durante esta gira quiero pasarme por Córdoba, pero todavía no hay una fecha confirmada. En cuanto se sepa cuando, no dudes que serás la primera en saberlo.-diciendo esto, Pablo me guiñó un ojo. Ni que decir tiene que eso me derritió.
-¿En-en-en serio? ¡¡¡Ay, Pablo, mil gracias!!!
-No las tienes que dar, es lo menos que puedo hacer por ti.

Con Pablo, el tiempo pasaba de forma que los minutos parecían segundos. Cuando nos quisimos dar cuenta, eran ya las 14:30.

-Uy, Pablo, que tarde es. Lo siento, tengo que salir pitando, le dije a mi madre que para esta hora ya estaría en el apartamento.
-No pasa nada, tranquila.-me dijo Pablo sonriente- Toma, aquí tienes mi movil.-Pablo me extendió una pequeña tarjetita de color azul claro. En esta venía su nombre completo y un número de móvil.-Podríamos hablar por Whatsapp.
-Muchas gracias. Espera, que te doy yo tambien el mio. Esto... Yo no tengo tarjetas, así que te lo tendré que apuntar en la mano.

Me saque un bolígrafo del bolsillo y le apunte mi nombre y mi móvil en la mano izquierda.

-Ya está. En cuanto llegue a casa, guardo tu número en el móvil.
-Igualmente. Espero volver a verte pronto, María.

Dicho esto, nos dimos 2 besos y yo salí casi corriendo en dirección de los apartamentos. Cuando llegué, mi familia me estaba esperando con cara de pocos amigos.

-¿A ti te parece que estas son horas de llegar?-me dijeron mis padres al unísono.
-Lo siento, es que me entretuve mirando puestecitos y se me fue el santo al cielo.
-Bueno, venga, date prisa. Sube a los perros y baja rápido.

Entré y cogí el ascensor. Sí, les había mentido a mis padres pero, ¿se hubieran creido acaso la verdad? Deje a Louis y Jake metidos en mi habitación, con cuencos de pienso y agua y salí otra vez.

Comimos en una freiduría cercana a la playa. La comida pasó rapida, al menos para mí; supongo que sería porque solo podía pensar en lo que habia pasado hace una hora. Cuando llegamos al apartamento me encerré en mi cuarto y cogí el móvil y la tarjeta de Pablo. Guardé rápidamente el número pero no puse "Pablo Alborán", sino "Pablo Moreno". No solo por si alguien me cogía el móvil, tambien lo hize porque, si Pablo y yo ibamos a ser "amigos", no quería que él me tratara a mí como a una fan ni yo a él como mi cantante favorito. Mientras pensaba esto, me sonó un pitido en el móvil. Era un mensaje de Whatsapp.

Pablo Moreno: Hola princesaaa!
Yo: Hola guapo:)
Pablo Moreno: Te ha caido bronca por llegar tarde?
Yo: Bueno... lo típico! Pero no te preocupes, jajajaja, es normal..
Pablo Moreno: Ajajajajaja
Pablo Moreno: Oye, tienes planes para esta tarde-noche??
Yo: Pues esta tarde no sé, porque quizás quede con unas amigas, pero la noche la tengo libre!!
Yo: Ahora te aviso acerca de esta tarde!
Pablo Moreno: Ok. Es que tengo ganas de verte:)
Yo: Aish, yo a ti tambien:)
Yo: Voy a llamar a mis amigas a preguntarles que hacemos esta tarde, ahora te aviso!

Llamé a Lola y a Marta, y quedamos en vernos dentro de media hora. Abrí otra vez el Whatsapp.

Yo: Hemos quedado en vernos dentro de media hora, asi que, si quieres, para las 8 y media nos vemos.
Pablo Moreno: Me parece genial!!! Donde quedamos?
Yo: mmm.. te parece bien en la heladería que hay en el paseo marítimo?? hemos pasado esta mañana por allí.
Pablo Moreno: Si, sé donde es. De acuerdo, pues a las 8 y media en la heladería, no?
Yo: Sí!! Bueno, voy a arreglarme, hasta las 8 y media! Besitos<3
Pablo Moreno: Adios preciosa, un beso!

Deje el móvil encima de la mesilla de noche y me zambullí en el armario. Quería ponerme guapa, pero tampoco mucho, no era más que una quedada de amigos, ¿no?
Al final decidí ponerme unos shorts vaqueros claros y una camiseta de la bandera de Estados Unidos que dejaba a la vista mi hombro derecho. Me peine el pelo y me maquillé ligeramente. Volví a mi habitación y me puse unas manoletinas rojas. Preparé el bolso: Llaves, móvil, dinero, auriculares...
¡Mierda! Ya era casi la hora. Salí de casa, pero antes le dije a mi madre los planes que tenía para esta tarde... Bueno, todos no. No le mencioné la parte de Pablo.

Cuando llegué, ya estaban todas. Lola, Marta, Laura, Elena, Silvia, Raquel, Rocío y Miriam. Despues de año y medio, volvíamos a vernos Las 9 Mosqueteras -nuestro grupo se llamaba así-. Cuando me vieron todas se me echaron encima y nos fundimos en un gran abrazo. Pasamos la tarde contandonos nuestras vidas, recordando viejos tiempos y haciendo el ganso. Eran las 20:15 cuando me llevé a Marta a un rincón más apartado de donde estabamos.

-Marta, ¿tú me puedes hacer un favor?
-Por supuesto, lo que tú me pidas.
-Verás, es que esta noche he quedado con... un chico. ¿A ti te importaría llamar a mi madre ahora y decirle que me quedo en tu casa a dormir?
-Jajajajajajaja, vale, vale. Uy, que malota se ha vuelto aquí mi Maria, no te recordaba yo así. Anda, dame el número, que la llamo.

Le dí el número a Marta, y oí la conversación con mi madre: "Hola, Lourdes, soy Marta, la amiga de María. Sí, estoy aquí con ella. No, no, es que te quería preguntar una cosa. Sí. Oye, se puede quedar María esta noche a dormir a mi casa. Tranquila, por el pijama no te preocupes, yo le dejo uno, porfiiiiiii. ¿Si? Muchas gracias, un besito. Adioooooos."

-Ea, pues solucionado tu problema. Corre, que ese chico misterioso te estará esperando
-¡¡Ay, Martita, eres la mejor!!-le dije mientras la abrazaba.

Me despedí de todas, no sin antes prometerles volver a quedar otro día con ellas antes de irme y salí corriendo hacia la heladeria. Conforme iba llegando, andaba más despacio. Me paré delante del escaparate de una tienda para adecentarme cuando oí una voz a mis espaldas.

-No te arregles más, que ya estas guapísima...

Me dí la vuelta y ví a Pablo mirandome, con una sonrisa que le ocupaba toda la cara. Estaba especialmente guapo. Le sonreí y me acerque para darle dos besos.

-Hola Pablo, ¿llevas mucho esperando?
-No, tranquila, acabo de llegar. Bueno, ¿que planes tenemos para esta noche?
-Pues los que tu quieras, porque tengo libre hasta mañana por la mañana...
-¿No piensas dormir en tu apartamento?
-No, ni en el apartamento ni en ningún sitio. Más te vale estar descansado, porque esta noche tu y yo quemamos Málaga.-Sonreí a Pablo con sonrisa pícara y él me miró con incredulidad.

Primero fuimos a la zona del centro de Málaga. Había mucho ambiente y, la verdad, no me extraña. Conforme ibamos llegando, me arrepentía de estar allí, pues pensaba que no ibamos a poder estar tranquilos si alguien reconocía a Pablo, pero me equivoqué. Nadie, absolutamente nadie reconoció a Pablo, y eso que ahora solo llevaba una gorra beige. Empezamos a entrar en diferentes pub's, discotecas, bares... Despues de habernos tomado 2 ron-cola, 1 mojito, 3 cervezas y 4 chupitos, eran las 2 de la mañana. Ambos estabamos un poco... "achispados". Al final, terminamos sentados en la arena de la playa, oyendo el ruido de las olas y viendo los faros de los barcos cercanos a la orilla.

-Pablo, ¿te has dado cuenta de lo rápido que pasan las cosas? Esta mañana, vine a Málaga, con pensamientos de pasar un puente con mis amigas y mi familia. Unas horas después, el destino hizo que nos chocaramos. Despues me distes tu móvil, quedamos y nos fuimos de copas. Y aquí estamos ahora, tumbados en la arena de la playa, en plena madrugada. De un dia para otro has pasado de ser la persona a la que más admiro a mi compañero de noche.
-Sí, la verdad es que ha sido muy bonito este día. Nunca imaginé que en tan poco tiempo pudiera crear un vínculo de confianza con una persona así de rápido. En serio, desde que te ví en el paseo marítimo me pareciste muy especial, no sé, me resultas diferente al resto y... Bueno, supongo que serán tonterias mías, dejalo.

Esas palabras de Pablo me dejaron en shock, completamente K.O. No me quise hacer ninguna ilusión, ni tampoco quería pensar cosas... raras, pero ¿que no me había dicho Pablo? Obviamente, yo no tenía ni idea de lo que me esperaba, ni de como iban a transcurrir las cosas en los 4 días que me quedaban en Málaga. 4 días que darían un vuelco a mi vida y tambien a mi corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario